A pesar de una orden judicial, es incierto un nuevo juicio contra el condenado por el asesinato de Etan Patz.
Un tribunal federal de apelaciones dijo que Pedro Hernández debería ser juzgado nuevamente o liberado debido a un error del juez de primera instancia.
ARCHIVO – En esta fotografía de archivo del 15 de noviembre de 2012, Pedro Hernández aparece en el Tribunal Penal de Manhattan en Nueva York. Hernández, quien fue declarado culpable del asesinato de Etan Patz, de seis años, desaparecido en 1979, conocerá su sentencia el martes 18 de abril de 2017, en uno de los casos de niños desaparecidos más notorios de Estados Unidos.
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La oficina del fiscal de distrito de Manhattan está pidiendo la intervención de la Corte Suprema de Estados Unidos.
Mientras tanto, los fiscales pidieron el martes a un juez federal que les diera 90 días para decidir si volvían a juzgar a Hernández.
Los abogados defensores dijeron que los fiscales sólo deberían tener 30 días. La jueza dijo que decidiría en los próximos días cuánto tiempo era apropiado.
Patz desapareció camino a la escuela en SoHo en 1979. Se convirtió en el primer niño desaparecido cuyo rostro apareció en un cartón de leche y cambió la forma en que el país respondía a los casos de niños desaparecidos.

ARCHIVO – Esta fotografía de archivo del 28 de mayo de 2012 muestra un periódico con una fotografía de Etan Patz que forma parte de un monumento improvisado en el barrio SoHo de la ciudad de Nueva York. Si bien Pedro Hernández le dijo a la policía que estranguló a Patz, de seis años, en 1979, su defensa dijo que era una obra de ficción de un hombre con un coeficiente intelectual que se ubicaba en el 2 por ciento inferior de la población y una enfermedad mental que le hacía difícil distinguir la vida real de la fantasía.
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Hernández, de 64 años, se encuentra actualmente en una prisión estatal cumpliendo una sentencia de 25 años a cadena perpetua después de ser declarado culpable en 2017 del secuestro y asesinato de Patz.
Debido a la falta de pruebas físicas, el juicio (el segundo juicio de Hernández después del primer juicio con jurado) dependió enteramente de las supuestas confesiones de Hernández de haber atraído al pequeño Etan a un sótano.
Hernández, que tiene un historial comprobado de enfermedad mental y un coeficiente intelectual bajo, confesó inicialmente después de siete horas de interrogatorio por parte de tres agentes de policía. Inmediatamente después de que Hernández confesara, la policía emitió advertencias a Miranda, comenzó a grabar en video e hizo que Hernández repitiera su confesión en cinta. Unas horas más tarde volvió a hacer lo mismo ante un asistente del fiscal de distrito.
Durante las deliberaciones, el jurado envió al juez tres notas diferentes sobre las confesiones de Hernández. Uno de ellos pidió al juez que explicara si el jurado, al considerar que la confesión de Hernández antes de que se leyeran sus derechos “no fue voluntaria”, tendría que “desestimar” las confesiones posteriores. Ellos respondieron, sin más explicaciones, que “la respuesta es no”.
El tribunal federal de apelaciones concluyó que “la instrucción del tribunal estatal fue claramente errónea” y “que el error fue manifiestamente perjudicial”. El tribunal dijo que Hernández debe ser liberado dentro de un tiempo razonable o ser juzgado nuevamente.