Por qué esta columna se quedó conmigo: Elegí Estoy luchando contra el Parkinson un golpe a la vez porque fue una historia que tardó cuatro años en escribirse, pero que resonó de inmediato y sin cesar.
Cuando me diagnosticaron la enfermedad de Parkinson en el invierno de 2021, decidí mantener el diagnóstico en secreto. Al principio ni siquiera se lo dije a mis tres hijos. No quería que la gente sintiera pena por mí o me mirara diferente o peor aún, me tratara diferente. Quería continuar con mi vida normal y al mismo tiempo luchar contra la enfermedad en privado.
Como parte de esta pelea, asistí a una clase de boxeo para pacientes de Parkinson. En la clase había mujeres de 80 años pisoteando una pesada bolsa, hombres de 75 años bailando por el suelo, ancianos y personas temblorosas que trabajaban duro para evitar los efectos de la enfermedad de Parkinson. Rápidamente se convirtieron en mis héroes y merecían brillar como inspiración para los demás. Finalmente me di cuenta de que podía contar su historia y tal vez inspirar a otros a salir de la sombra de la enfermedad de Parkinson y buscar el mismo tratamiento.
Y si quisiera escribir sobre otras personas con la enfermedad de Parkinson, tendría que hablar de mí mismo. Entonces, con la ayuda de la instructora de boxeo Jody Hould y la editora de deportes Iliana Limón Romero, lo logré. Y me alegro de haberlo hecho. Desde entonces, he oído de innumerables personas que la historia los motivó a admitir su enfermedad y comenzar una terapia de boxeo u otros tipos de entrenamiento para el Parkinson. Mi diagnóstico fue un puñetazo en el estómago. Pero gracias en parte al aliento que me brindó esta historia, estoy contraatacando.
















