Una falla técnica generalizada ha causado interrupciones en los aeropuertos de todo el país.
El problema informático ha impedido que Airservices Australia, la organización gubernamental que controla el tráfico aéreo, procese automáticamente los horarios de vuelos.
El personal ha recurrido a completar manualmente los horarios de vuelo, lo que ha ralentizado significativamente el proceso y ha provocado retrasos importantes para todas las aerolíneas australianas.
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