La dueña de un gato francés ha sido multada con más de 1.000 libras esterlinas después de que su mascota invadiera el jardín de un vecino.
Rémi, el gato de Dominique Valdés, fue declarado culpable de dañar una propiedad vecina en la ciudad francesa de Agde después de que un tribunal escuchó que el animal había orinado en una sábana, defecado en el jardín y dejado huellas en una pared.
La primera sentencia se dictó en enero y vio a la Sra. Valdés pagar casi £400 en compensación y £700 en costos legales.
La sentencia incluía una multa de £26 por cada vez que el gato pelirrojo volviera a cruzar la cerca hacia la propiedad vecina.
Ahora Rémi ha sido acusado de reincidencia, lo que significa que Valdés tendrá que comparecer ante el tribunal nuevamente en diciembre y afrontar el pago de una factura de 1.750 libras esterlinas.
En declaraciones a la emisora francesa BFMTV, Valdés dijo que la demanda le había costado un alto precio psicológico: “Cuando me informaron de la condena, fue como si me hubieran golpeado en la cabeza con un ladrillo”.
Valdés afirma que el caso le dejó insomnio y tuvo que iniciar psicoterapia para afrontar el estrés.
También argumentó cómo la sentencia original afectó a Rémi porque tuvo que mantenerlo en casa.
La dueña de un gato francés fue multada con más de £1000 después de que su mascota invadiera el jardín de un vecino (imagen de archivo)
“Para mantenerlo tranquilo, suelo darle más comida porque no sé qué más hacer cuando aúlla, así que come más y ha ganado peso”.
“Ni siquiera puedo ponerlo en mi jardín por miedo a que salte la cerca”. “Es como si lo hubieran condenado a arresto domiciliario, una especie de prisión y un doble castigo”, añadió.
Aunque un vecino la consideró una molestia, otros vecinos acudieron en ayuda de Rémi.
Las organizaciones protectoras de animales también han mostrado su apoyo a Rémi.
Guillaume Sánchez, director de la Société Protectrice des Animaux (SPA), la liga francesa de protección animal, dijo al periódico francés Le Parisien: “Los gatos domésticos, especialmente cuando viven en una casa, tienen una necesidad natural de moverse por su territorio”. Si este caso sienta un precedente, sin duda podemos esperar una desaceleración de las adopciones.
“¿Quién querría adoptar una mascota si se arriesgara a tener que pagar multas por trasladarlo?” ¡Nadie!’
















