Seis personas, entre ellas un niño de dos años, murieron después de que hombres armados abrieran fuego en un popular balneario de Ecuador.
El ataque ocurrió el domingo por la mañana en Puerto López, una localidad costera de la provincia ecuatoriana de Manabí, cuando varios hombres armados llegaron y comenzaron a disparar contra un grupo de personas en una zona pública, según la policía.
El comandante de la policía regional, coronel William Acurio, dijo que el ataque comenzó alrededor de las 9 a.m. hora local y mató a seis personas e hirió a otras tres.
Entre los asesinados se encontraba un niño pequeño de “unos dos años”.
Los atacantes huyeron del lugar antes de que llegaran los agentes. No se han anunciado arrestos y los investigadores creen que el tiroteo está relacionado con disputas internas entre grupos del crimen organizado que operan en la zona.
Otras tres personas resultaron heridas en los ataques después de que los atacantes abrieran fuego.
La policía dijo que el móvil del crimen podría deberse a una disputa interna entre grupos criminales.
Ubicado entre los dos mayores exportadores de cocaína del mundo, Colombia y Perú, Ecuador ha visto un aumento de la violencia por parte de pandillas vinculadas a los cárteles mexicanos y colombianos.
El ataque ocurrió el domingo por la mañana en Puerto López, una localidad costera de la provincia ecuatoriana de Manabí. La policía todavía está buscando a los perpetradores.
Las duras políticas introducidas por el presidente Daniel Noboa hasta ahora han hecho poco para detener la ola de violencia.
Puerto López es mejor conocido como un destino de avistamiento de ballenas y un centro para el turismo nacional y extranjero.
Los medios locales informaron que el tiroteo fue parte de una ola mayor de violencia en la ciudad durante el fin de semana, en la que al menos nueve personas murieron en incidentes separados.
El derramamiento de sangre se produce en medio de un deterioro general de la situación de seguridad en todo Ecuador, donde la violencia vinculada a las rutas del narcotráfico y las rivalidades entre pandillas ha aumentado en los últimos años.
En octubre, cinco personas fueron asesinadas a tiros en un salón de billar en Santo Domingo, al oeste de la capital Quito, después de que hombres armados abrieran fuego durante lo que la policía llamó una disputa entre pandillas.
Un mes antes, en septiembre, otro ataque a una sala de billar dejó siete muertos y cuatro heridos, uno de los tiroteos más mortíferos registrados en el país este año.
Más recientemente, en diciembre, el exfutbolista ecuatoriano Mario Pineida, de 33 años, fue asesinado junto con otra persona en un ataque armado en Guayaquil, la ciudad más grande del país. Una tercera víctima resultó herida.
Los asesinatos y enfrentamientos en barrios y espacios públicos son habituales, y el país va camino de terminar el año con una tasa récord de 52 asesinatos por cada 100.000 habitantes, según el Observatorio del Crimen Organizado con sede en Ginebra.
Para restablecer el orden, el gobierno ha declarado el estado de emergencia varias veces en los últimos años y ha desplegado fuerzas militares para apoyar las operaciones policiales.
A pesar de estas medidas, siguen produciéndose ataques violentos tanto en centros urbanos como en zonas turísticas.
















